miércoles, 8 de mayo de 2013
El pozo de los deseos
Una vez una ratita encontró un pozo de los deseos.
“Ahora podré conseguir todo lo que quiera” –exclamó.
Tiró una moneda al pozo y formuló un deseo.
“¡Ay!” –dijo el pozo.
Al día siguiente la ratita volvió al pozo.
Tiró una moneda al pozo y formuló un deseo.
“¡Ay!” –dijo el pozo.
Al día siguiente la ratita volvió otra vez.
Tiró una moneda al pozo.
“Me gustaría que este pozo no dijese ¡ay!” –dijo.
“¡Ay! –dijo el pozo– ¡Me lastima!”
“¿Qué haré?” –dijo la ratita llorando.
“¡Así, mis deseos nunca se harán realidad!”
La ratita corrió a casa. Cogió la almohada de su cama.
“Quizá esto sirva” –dijo la ratita, y volvió corriendo al pozo. La ratita tiró la almohada al pozo. Luego tiró una moneda al pozo y formuló un deseo.
“¡Ah!, ¡qué diferencia!” –dijo al pozo.
“¡Bien! –dijo la ratita– Ahora puedo empezar a pedir.”
Después de este día la ratita formuló muchos deseos junto al pozo. Y todos se le cumplieron.
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